BACKGROUND
Access to safe abortion care (SAC) should be improved in fragile and humanitarian settings, and the implementation of interventions in that regard are currently limited. This is especially true for self-managed abortion (SMA), although it holds the potential of revolutionizing the prevention of maternal death and suffering.
CASE PRESENTATION
The medical humanitarian organization Doctors Without Borders/Médecins Sans Frontières (MSF) piloted a self-managed abortion model of care in the Middle East. 22 women were remotely supported in managing their safe abortions with a counsellor over the phone, using misoprostol doses that they took at home after having taken mifepristone in our health facility. We share our experience by describing the model of care and discussing the lessons learned through its implementation.
CONCLUSIONS
The program delivered abortion services successfully and required few resources. This paper also reflects on the importance of facilitating SMA in humanitarian contexts. It increases access to care by providing increased confidentiality, close support, ample information, autonomy, and flexibility. It is simple to implement, effective, often preferred by women, and can be linked to information about contraception. The implementation of self-managed models should be expanded, notably in projects that do not have a sexual and reproductive health focus and in restrictive and challenging contexts. It represents a true revolution for access to safe abortion care.
INTRODUCCIÓN
La exposición prolongada al conflicto armado en comunidades ubicadas en el Alto Baudó en Chocó, Colombia, ha conllevado un deterioro significativo de los factores protectores en salud mental y psicosocial. Este contexto ha exacerbado problemas como suicidios, violencia intrafamiliar, síntomas psicóticos, ansiedad y depresión. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha implementado un proyecto desde el Modelo de Atención Descentralizada (DMC) en la zona, que inició en 2022. La mayoría de la población objetivo es indígena (embera dóbida) ubicada en zonas rurales remotas, por lo que hay grandes retos de acceso a la salud mental, para tejer saberes comunitarios con los conocimientos MSF, para enseñar aspectos básicos sobre salud mental (SM) con metodologías culturalmente adaptadas y en idioma embera. El proyecto le ha apuntado a acercar la salud física y mental a la comunidad, respetando las prácticas y saberes culturales indígenas. Por último, se considera una iniciativa innovadora que, partiendo de la cosmovisión de las comunidades e involucrando a las figuras principales de cuidado que han existido allí tradicionalmente, busca responder a problemas de salud mental específicos del territorio, como lo es el suicidio, desde la prevención y promoción de la salud mental.
METODOLOGÍA
Se plantearon metodologías para entrenar a agentes y promotores comunitarios (ACPS), se realizaron herramientas para detección de signos y síntomas en salud mental, para que realizaran psicoeducaciones en comunidad y se realizaron supervisiones; todas estas actividades y metodologías para los entrenamientos de los trabajadores comunitarios, requirieron adaptaciones culturales a través de ejercicios continuos de simulación y juego de roles con mediadores interculturales que hacen parte del staff MSF, esto, con el fin de mejorar aceptabilidad de las actividades de salud mental por parte de los trabajadores comunitarios. ACPS realizaron psicoeducaciones en la comunidad, detectaban personas que requerían PAP y se contactaban al equipo de remisiones de MSF cuando un caso de salud mental necesitaba acceso a la estructura de salud. Las actividades estaban en constante ajuste y adaptación, acorde a las experiencias con agentes y promotores y a los aportes de mediadores culturales. Bajo estos mismos principios mitológicos se propone una estrategia para el fortalecimiento de los recursos de afrontamiento y así disminuir la conducta suicida en una de las comunidades, esta se basó en la propuesta de grupos psicosociales elaborada por OCBA.
RESULTADOS
En el marco del proyecto, 50 trabajadores comunitarios han adquirido habilidades clave como identificación de síntomas psicológicos, de urgencias en salud mental y herramientas en psicoeducación. Estas acciones, han contribuido significativamente a la familiarización de la comunidad con el concepto de salud mental, reduciendo el estigma asociado, y fortaleciendo los mecanismos de afrontamiento comunitario. Se ha observado un avance significativo en la integración del concepto de salud mental desde la cosmovisión local, donde los trabajadores comunitarios han comenzado a facilitar acuerdos entre la medicina tradicional y occidental para complementar los cuidados de salud mental, incluyendo otras figuras clave como los docentes, la guardia indígena y médicos tradicionales, lo cual ha servido como un recurso valioso para la identificación temprana de casos dentro de la comunidad, además de ofrecer PAP. Se ha reconocido el suicidio como una preocupación crítica que requiere atención prioritaria; en relación con conducta suicida, se ha logrado reducir prácticas punitivas y la disminución normalización de comportamientos de riesgo en algunas comunidades. A partir de los reportes de los trabajadores comunitarios, se planteó una estrategia psicosocial comunitaria para fortalecer afrontamientos que permitan disminuir y prevenir afectaciones en salud mental, especialmente, conducta suicida.
CONCLUSIÓN
El proyecto se cierra en diciembre 2024 y se concluye que las actividades del proyecto DMC Chocó, destacan la urgente necesidad de intervenciones SMAPS (salud mental y atención psicosocial) formuladas desde el enfoque étnico diferencial, por lo que se encontró como factor clave la construcción conjunta entre psicólogos y mediadores interculturales de todos los materiales y espacios grupales en su fase de planificación e intervención. Se obtuvieron resultados como: mayor comprensión de las comunidades sobre la salud mental, disminución del estigma, disminución de juicios en casos con afectaciones severas como la conducta suicida, VBG y psicosis, sumado a que los ACPS ofrecen un primer apoyo; se lograron supervisiones en las comunidades con los retos geográficos y de conflicto armado presentes y se fortalecieron estructuras de salud en abordaje de trauma, VS y Programa de acción para superar las brechas en salud mental, mhGAP (del inglés, Mental Health Global Action Programme)
INTRODUCCIÓN
En Ciudad de México existe un flujo migratorio creciente y diverso, con una presencia en aumento de Personas en Movimiento (PeM) extracontinentales y no hispanohablantes. Para 2023 México registró un número sin precedentes de personas migrantes en tránsito y como país destino. La ruta migratoria implica para muchas PeM experiencias traumáticas o estresantes, debido a violencia, agresiones sexuales, incertidumbre, inseguridad, escaso acceso a protección y la vivienda en condiciones precarias; lo que aumenta el riesgo de presentar reacción de estrés agudo (REA), desarrollar síntomas de depresión, ansiedad, y trastorno de estrés postraumático (TEPT). Aunque el español fue predominante en las atenciones prestadas por Médicos Sin Fronteras (MSF) en la región de México, Guatemala y Honduras, 10% las atenciones fueron proporcionadas a PeM originarias de Haití, hablantes de creole haitiano; además en la Ciudad de México se han identificado progresivamente PeM provenientes de otras regiones extracontinentales, no hispanohablantes. En este escenario, el componente de mediación cultural del proyecto se encuentra en sobredemanda. Las condiciones de la migración, la volatilidad del contexto y la alta movilidad obligan a crear intervenciones estratégicas para las actividades y diversificar las prácticas para proporcionar atención a la población; por ello, el equipo del Proyecto Migrantes Ciudad de México (MX-102) se ha enfrentado a los retos de sensibilizar sobre salud mental para atender las necesidades de la diversidad de perfiles culturales y de idioma de la población. Ante este panorama, en el Proyecto Migrantes Ciudad de México como iniciativa del equipo de salud mental, se creó e implementó el estresómetro, una herramienta fundamentada en los criterios diagnósticos de TEPT y REA del CIE-11, enmarcados en 12 reacciones típicas formuladas en oraciones sencillas, acompañadas de íconos para retratarlas. El objetivo del estresómetro es psicoeducar sobre estrés y sus reacciones regulares, además de promover la salud mental. Para usar la herramienta, se presenta a la persona el esquema que contiene la cinta con 12 marcas e íconos, además de las oraciones representativas, pidiéndole que indique cuántas reacciones ha tenido y cuál es la más relevante para sí misma. Posteriormente, se realiza el conteo de síntomas reportados por la persona para localizar su posición en la cinta con marcas. Una vez identificado el punto en el que se encuentra la persona, se le brinda retroalimentación sobre el estrés presente y las reacciones esperadas, enlazando esta primera lectura con el concepto de sobrevivencia y su papel como factor protector ante eventos amenazantes. Finalmente, se proporcionan recomendaciones generales y de uso práctico con fines de contención emocional (grounding techniques). El estresómetro también fue usado en la consulta psicológica, para facilitar el diálogo y la intervención sobre los síntomas relacionados con el estrés.
MÉTODOS
El pilotaje y uso del estresómetro inició en mayo de 2023 en las actividades del Proyecto MX102. Desde la concepción hasta la validación del estresómetro, hubo retroalimentación entre el equipo de terreno y el gestor de actividades de salud móvil (MobHAM) para vigilar la pertinencia, además de compartir la iniciativa con otros equipos de terreno de la región. Durante este tiempo se realizaron ajustes continuos al formato y se tradujo a créole haitiano con apoyo del equipo de mediación intercultural, monitoreando la respuesta de los usuarios en consulta individual y en grupos pequeños en actividades de terreno. La validación del estresómetro se dio en enero de 2024 por el especialista de salud mental (Mental Health Advisor) del centro operacional de Ginebra (OCG) de MSF como una herramienta psicoeducativa, en la cual se sugirió integrar los factores protectores del estrés y resiliencia como parte de la retroalimentación tras la lectura de estresómetro. Resultados El estresómetro cristaliza en una herramienta psicoeducativa, de uso sencillo e intuitivo, la teoría del estrés. El uso de recursos lectivos y visuales ayuda a que la comprensión del estresómetro resulte sencilla para las PeM. De esta forma, las personas usuarias de esta herramienta fueron capaces de señalar y enfatizar la importancia de cada síntoma para sí. Además, permitió profundizar en algunos elementos de la experiencia de las PeM, cuando narran los elementos subyacentes al síntoma, de manera tal que se pueden expresar en sus propios términos, lo que ha favorecido la comunicación con los pacientes, posibilitando la psicoeduación y el acceso a los servicios MSF.
CONCLUSIÓN
En este apartado, se responderá a la pregunta: ¿qué reto u oportunidad aborda su iniciativa de innovación y por qué es importante para MSF? El reto que el estresómetro aborda es aquel que se experimenta de manera cotidiana en las operaciones: dialogar sobre salud mental de manera sencilla y accesible para las PeM, en un contexto de multiculturalidad y con diferentes idiomas. Al ser el estrés un elemento previsiblemente presente durante la ruta migratoria, contar con un material de apoyo para las PeM y el equipo de MSF, resulta de gran valor para que aquellas personas que han tenido limitado acceso a la salud cuenten con pistas y un material de apoyo para compartir su experiencia. El estresómetro obedece a esta necesidad de establecer un marco común para el diálogo de salud mental con las PeM, que sea claro y con expresiones cotidianas, para establecer un diálogo basado en hacer una lectura del estrés presente, enlazándola con su funcionamiento como factor protector, para modular las respuestas en favor de las PeM, aumentando la probabilidad de que accedan a los servicios MSF. Para MSF, el estresómetro resulta de cardinal importancia, dado que es una herramienta creada en el mismo seno de las operaciones, con información de calidad y confiable, que permite la proximidad con la población beneficiaria. La implementación del estresómetro como recurso psicoeducativo, con expresiones coloquiales y culturalmente apropiadas, ha resultado clave para establecer confianza e iniciar el diálogo en torno a la importancia de la gestión del estrés. A partir del uso de referentes comunes a las PeM, el equipo identificó que las personas eran capaces de señalar o nombrar sus síntomas de forma ágil y sencilla. La herramienta ha resultado de utilidad entre el equipo para sensibilizarles sobre los signos y síntomas comunes que podían indicar alguna necesidad de salud mental. El diseño del estresómetro, en tamaño media carta por ambos lados, es ajustable para su uso como material psicoeducativo, como planfleto para las PeM o en forma de póster informativo en los sitios de atención, para contribuir a promocionar la importancia de la salud mental. El estresómetro ha fungido entonces como un referente común para promover la salud mental y asistir en la psicoeduación. Finalmente, apoyó en el empoderamiento de los pacientes para buscar asistencia sanitaria, lo que resultó en la identificación de casos en los que MSF pudo intervenir. Los siguientes pasos incluyen evaluar el impacto cuantitativo de esta herramienta y discutir su pertinencia en otros espacios donde MSF brinda atención a PeM, además de que su uso puede extenderse a los trabajadores humanitarios de perfil médico y no médico con fines de reforzamiento educativo y de proveer un servicio de calidad a las PeM.
INTRODUCCIÓN
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente el 5% de la población adulta de América Latina sufre algún grado de depresión y 6 de cada 10 casos no buscan tratamiento. Los trastornos mentales y neurológicos representan aproximadamente el 22% de la carga total de enfermedad en América Latina. En México, de 2020 a 2022, la tasa de casos nuevos de trastornos mentales y del comportamiento casi se duplicó. Especialmente, en Tamaulipas existe una preocupación creciente por la salud mental de la población, que se suma a la limitada oferta de servicios en el estado y en Reynosa en particular. En México, para 2020, según datos de la SSA, la brecha de tratamiento en salud mental era del 81.4%. Por su parte, el estado de Tamaulipas cuenta sólo con dos centros especializados de atención a salud mental, en Matamoros y Tampico, por lo que es clave diversificar los sitios para la atención. La prevalencia de trastornos de salud mental, la limitada oferta y las barreras para el acceso a servicios en México y América Latina imponen una importante presión a los sistemas de salud públicos. En respuesta a las brechas en el acceso a los servicios de salud mental a nivel global, la OMS lanzó en 2008 el programa de acción contra la brecha en salud mental (mhGAP por sus siglas en inglés), que incluye la formación de personal no especializado en la evaluación y el tratamiento de nueve trastornos mentales, neurológicos y de abuso de sustancias prioritarios. Médicos sin Fronteras (MSF) considera que la salud mental es un componente esencial de la atención sanitaria integral, por lo que mhGAP está incluido en la mayoría de sus proyectos en la Misión de México y Centroamérica. MSF tiene actividades en Reynosa, Tamaulipas, desde 2017, desde 2021 con especial énfasis en la atención a población en movimiento; y desde 2023, apoyó la implementación de mhGAP en dos centros de salud de Reynosa, dirigida a población local.
MÉTODOS
El objetivo general de este estudio fue evaluar los resultados de la implementación de mhGAP en centros de atención primaria en México, según el marco teórico de Proctor. Para ello, se condujo un estudio de métodos mixtos convergentes, que permite la integración de los datos cualitativos y cuantitativos, para evaluar los resultados de la implementación, incluyendo información sociodemográfica de los pacientes atendidos, las atenciones provistas, y las perspectivas del personal y pacientes en torno a la implementación. 2 El componente cuantitativo incluyó la recolección de datos sociodemográficos y clínicos de los pacientes; además de la evaluación del costo de la implementación. En el componente cualitativo se realizaron entrevistas a actores clave y pacientes, 6 meses y 9 meses después de la formación del personal y la entrada en marcha de la implementación. Además, se aplicaron cuestionarios al personal médico formado en mhGAP. El componente cuantitativo incluyó la recolección de datos sociodemográficos y clínicos de los pacientes; además de la evaluación del costo de la implementación. En el componente cualitativo se realizaron entrevistas a actores clave y pacientes, 6 meses y 9 meses después de la formación del personal y la entrada en marcha de la implementación. Además, se aplicaron cuestionarios al personal médico formado en mhGAP. En el estudio, participaron 27 actores con diferentes perfiles (implementadoras = 3; personal médico formado = 9; pacientes = 5; cuidadores = 2; líderes comunitarios = 2; supervisores = 3; directivos = 2; personal de farmacia = 1; puntos focales de la SSA = 3). Se recabaron 9 cuestionarios del personal médico formado en mhGAP. Para el análisis, se tomó la propuesta de Proctor et al (2011), para analizar ocho componentes la implementación: aceptabilidad, adecuación, adopción, fidelidad, viabilidad, penetración, costo y sostenibilidad, se realizó un análisis temático de los datos recabados. El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de Médicos sin Fronteras (Protocolo ID 2295, con fecha del 13 de febrero de 2023) y el Comité de Investigación del Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez” (Registro CI-997, con fecha del 29 de junio de 2023).
RESULTADOS
Para la implementación, MSF estableció un entendimiento con la Secretaría de Salud (SSA) de México y la Comisión Nacional contra las Adicciones, y la segunda seleccionó dos Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones (CECOSAMA) por estar contiguos a Centros de Salud de primer nivel: CECOSAMA –Centro 1 y CECOSAMA - Centro 2, ambos en Reynosa, Tamaulipas. La selección de estas unidades fue su posición aledaña a los Centros de Salud, debido a que cuentan con personal de psicología que podía derivar pacientes con potenciales necesidades mhGAP.
CONCLUSIONES
Aunque mhGAP resulta una alternativa viable y adecuada para el contexto de Reynosa, existen varios retos relativos a su penetración y sostenibilidad que deben considerarse para futuras experiencias. Ello puede relacionarse con las características contextuales, la capacidad limitada de los servicios públicos y una postergación constante del programa entre los actores. La infraestructura deficiente (falta de luz, agua o espacios clínicos), la capacidad instalada limitada (equipos de cómputo no operativos o ausentes), la percepción de saturación de los servicios públicos, la sobrecarga de trabajo administrativo sus carencias materiales y de recursos humanos fueron cardinales para comprender la implementación de mhGAP. En este sentido, mhGAP se vio más como una tarea adicional a asumir, a la par que el personal no lo veía como prioritario dado que no impactaba en sus metas de productividad, lo que impactó en el alcance de la estrategia. Algunas recomendaciones que emergen de este estudio fueron: 1. Fortalecer la sensibilización en torno a mhGAP a todo el personal de salud del sistema público. Cualquier prestador de servicio se puede convertir en un promotor de la estrategia para incrementar el alcance de la misma. 2. Estabecer mecanismos de seguimiento claros, que garanticen la continuidad de los programas según los acuerdos establecidos con las contrapartes. Para la sostenibilidad de los programas, las contrapartes de servicios públicos deben establecer mecanismos que garanticen su continuidad aun ante los cambios administrativos y políticos que ocurran en el contexto. 3. Fortalecer la promoción de la salud. Generar estrategias que contribuyan a desestigmatizar los problemas de salud mental e informar a la población sobre las alternativas para la atención en el sistema público. 4. Incluir como centros implementadores a otros establecimientos de salud. La recomendación más repetida por los actores fue centralizar el programa en el sitio rector a nivel local; sin embargo, esto replicaría las brechas que el propio mhGAP pretende cerrar. Por eso, para alcanzar a mayor población, es clave diversificar la oferta e incluir a más centros implementadores. Además, desde MSF es necesario que realicemos evaluaciones integrales previas a la implementación de estrategias que soporten a los sistemas de salud públicos en los contextos donde MSF interviene; crear y fortalecer las redes con diversos actores de las áreas donde intervenimos; y finalmente fomentar la integración de la investigación operativa como parte de los Proyectos regulares. Finalmente, la experiencia deja de manifiesto que la reivindicación hacia una normalización de los problemas mentales desde el ámbito clínico es aún una tarea pendiente. Reforzar este ámbito, puede ser uno de los mecanismos más eficaces para generar cambios sostenibles para el futuro de la atención de la salud mental.
BACKGROUND
Traditionally in the Democratic Republic of the Congo (DRC), centralised Ebola treatment centres (ETCs) have been set exclusively for Ebola virus disease (EVD) case management during outbreaks. During the 2020 EVD outbreak in DRC’s Equateur Province, existing health centres were equipped as decentralised treatment centres (DTC) to improve access for patients with suspected EVD. Between ETCs and DTCs, we compared the time from symptom onset to admission and diagnosis among patients with suspected EVD.
METHODS
This was a cohort study based on analysis of a line-list containing demographic and clinical information of patients with suspected EVD admitted to any EVD health facility during the outbreak.
RESULTS
Of 2359 patients with suspected EVD, 363 (15%) were first admitted to a DTC. Of 1996 EVD-suspected patients initially admitted to an ETC, 72 (4%) were confirmed as EVD-positive. Of 363 EVD-suspected patients initially admitted to a DTC, 6 (2%) were confirmed and managed as EVD-positive in the DTC. Among all EVD-suspected patients, the median (interquartile range) duration between symptom onset and admission was 2 (1-4) days in a DTC compared to 4 (2-7) days in an ETC (p<0.001). Similarly, time from symptom onset to admission was significantly shorter among EVD-suspected patients ultimately diagnosed as EVD-negative.
CONCLUSIONS
Since <5% of the EVD-suspected patients admitted were eventually diagnosed with EVD, there is a need for better screening to optimise resource utilization and outbreak control. Only one in seven EVD-suspected patients were admitted to a DTC first, as the DTCs were piloted in a limited and phased manner. However, there is a case to be made for considering decentralized care especially in remote and hard-to-reach areas in places like the DRC to facilitate early access to care, contain viral shedding by patients with EVD and ensure no disrupted provision of non-EVD services.
BACKGROUND
Improving treatment success rates among multi drug-resistant tuberculosis (MDR-TB) patients is critical to reducing its incidence and mortality, but adherence poses an important challenge. Video-based direct observed therapy (vDOT) may provide adherence benefits, while addressing the time and cost burden associated with community treatment supporter (CTS)-DOT. This study explored experiences of patients, family members and healthcare workers with different DOT modalities for adherence support in Eswatini.
METHODS
Between April 2021 and May 2022, thirteen men and five women with MDR-TB, ten healthcare workers, and nine caregivers were purposively sampled to include a range of characteristics and experiences with DOT modalities. Data were generated through individual in-depth interviews and a smartphone messaging application (WhatsApp). Data coding was undertaken iteratively, and thematic analysis undertaken, supported by Nvivo.
RESULTS
Four themes emerged that reflected participants’ experiences with different DOT modalities, including stigma, efficiency, perceived risks of TB acquisition, and patient autonomy. vDOT was appreciated by patients for providing them with privacy and shielding them from stigmatisation associated with being seen in TB clinics or with community treatment supporters. vDOT was also seen as more efficient than CTS-DOT. Health workers acknowledged that it saved time, allowing them to attend to more patients, while many patients found vDOT more convenient and less expensive by removing the need to travel for in-person consultations. Health workers also appreciated vDOT because it reduced risks of TB acquisition by minimising exposure through virtual patient monitoring. Although many patients appreciated greater autonomy in managing their illness through vDOT, others preferred human contact or struggled with making video recordings. Most family members appreciated vDOT, although some resented feeling removed from the process of supporting loved ones.
CONCLUSIONS
vDOT was generally appreciated by MDR-TB patients, their family members and health workers as it addressed barriers to adherence which could contribute to improved treatment completion rates and reduced workplace exposure. However, patients should be offered an alternative to vDOT such as CTS-DOT if this modality does not suit their circumstances or preferences.